Despierto desde las 4:30h con la emoción habitual del primer día.
Viendo amanecer desde el tren |
Contento porque Isa tuvo ayer el detalle de sacar la mochila cuando veíamos que no era el mejor momento de volver al Camino. O sí.
Como dice Guillermo, esto es cerrar el círculo virtuoso que empezó el pasado julio y ha sido un año sabático.
Al lío. Aunque llega el tren a León a las 9:30h, no empiezo a andar hasta las 12h. Mientras tanto gestiones y últimos detalles sobre el terreno. No he tenido tiempo de prepararlo, la decisión de venir fue ayer a eso de las 17h.
Primeros pasos sobre tierra, el asfalto queda atrás |
El clima ha sido estupendo, todo el día en manga corta. Igual la señalización: no te sientes perdido (o solo) en ningún momento.
Buzón para peregrinos, sirve también de botiquín |
Por lo demás, sube y baja, y son los pies los que reciben toda la presión. También mucha agua en el Camino. El sol habrá ayudado a reducir charcos (todo el ancho de la vía) y barro.
Paro a comer en Cabanillas. Desierto |
Al llegar conozco a Andreu, y luego viene José Antonio a invitarnos a unas cañas, lo que faltaba.
Ceno solo, con calma y un chupito de bourbon. Whatsappeo un rato, ¡Javier ha aprobado el teórico!